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jueves, 10 de febrero de 2011

Determinismo


¿Te preocupa la muerte?
¿Crees que tienes predeterminada la hora de la muerte?
Muchas veces nos referimos a la muerte de una persona como “habiéndole llegado la muerte” y otras veces decimos “nadie muere hasta que no le llega la hora”.
Dos aspectos son importantes para analizar dentro de la Doctrina Espirita, del nacimiento (reencarnación) de un ser humano.
El primer aspecto es el potencial genético del cuerpo formado, resultante de la fusión del ovulo y el espermatozoide, que determinan la formación de un cuerpo con determinados potenciales y determinadas limitaciones.
El segundo aspecto es el potencial energético del periespiritu, pues este último promueve la ligación del espíritu con el cuerpo físico, arrastrando para ese cuerpo energías positivas o negativas, de acuerdo con sus específicas características evolutivas.
De la interacción entre esos dos aspectos en el complejo humano (cuerpo +periespiritu+espíritu), tenemos teóricamente, establecido un potencial de vitalidad o de energía vital que, en tesis, determina un potencial máximo de vida para aquel organismo, o si se quiere simplificar, un tiempo máximo de vida orgánica.
Destacamos en tesis, pues el ejercicio del libre albedrío lleva al espíritu posibilidades de alterar sus características energéticas, con energía positivas o negativas, lo que, a su vez, altera el potencial de energía vital del complejo humano. Esa alteración puede mejorar o empeorar el potencial de las energías vitales.
De la misma forma, nuestro libre albedrío también nos lleva a utilizar nuestro patrimonio físico, con mayor o menor cuidado con sus necesidades especificas, lo que puede generar un “gasto correcto” (económico) o un “gasto excesivo” de nuestra vitalidad orgánica o energía vital.
Para explicar mejor eso, vamos a ejemplificar con el tabaquismo (vicio de fumar). Estudios e investigaciones internacionales, ya muy conocidas (y reconocidas), probaron que el consumo de un único cigarro “cuesta” al organismo físico el desgaste orgánico equivalente a cerca de 12 a 14 minutos de vida. Eso significa que cada 5 cigarros fumados equivalen a “Disminuir” de i hora de vida. ¿Que habar entonces del uso de las drogas (toxico)? ¿Y del alcoholismo? ¿Y de la alimentación inadecuada excesiva? ¿Cuánto desgaste ocasiona eso al potencial orgánico?
Queda claro que la persona puede “danificar” su cuerpo físico, acortando su tiempo de vida orgánica en relación a su “potencial de vitalidad”. Solo eso ya pondría por Tierra la teoría de que “nadie muere antes de la hora”. Quien no cuida de sus energías en el periespiritu y de su cuerpo físico, disminuye su tiempo de vida orgánica, ósea, “muere antes de la hora”. Con eso , adquiere un debito energético, o sea, necesidad de “rescatar” ese ¡debito” en otras encarnaciones..
Analizando desde un ángulo externo al propio complejo humano, tenemos que recordar que todos estamos en una vida de relación, con otros individuos y con la naturaleza. Y sufrimos las consecuencias de eso.
Ejemplifiquemos de una forma directa: una determinada persona resuelve ir a una fiesta, ingiere mucha bebida alcohólica, se embriaga. De forma imprudente, va a volver a casa conduciendo su coche. En exceso de velocidad, pierde el control del coche, golpeando un punto del autobús, donde atropella y mata a 3 personas, siendo un niño un joven y un adulto.
¿Esas tres personas atropelladas estaban en “su hora de morir”? ¿Sus muertes estaban programadas? ¿Estaba escrito? ¿Estaba “previsto” en la reencarnación de cada uno?
Es evidentemente que no, pues en caso contrario no existiría el libre albedrío, y todo el mundo seria determinismo, tornándonos “robot” en el pasaje terrenal.
El accidente ocasionado por el conductor embriagado, segó la vida de esas tres personas, que aun podrían vivir mucho tiempo con su cuerpo orgánico. Esas tres personas murieron antes de tiempo.
No existe una “programación de muerte”. Existe una potencia de vida, que puede ser “extendido” por el equilibrio espiritual y respeto y cuidado del cuerpo fisico, o aun, aminorado por el propio individuo o por terceros, que responderán por eso en esta o en otras vidas.
Si las muertes estuviesen programadas, cada movimiento en todo el mundo estaría programado. Si una persona muere atropellada en una calle, en la hora del “pido” del movimiento, y eso estuviese programado, el atropellado ya nacería con esa “misión”, y para ajustar la sincronía entre atropellador y atropellado, todo el transito debería también estar programado, para todos los que están envueltos en el accidente se encontrasen en aquel exacto momento.
Con estos argumentos, se evidencia que no existe la “hora programada de la muerte”
El espirita deben tener mucho cuidado para no tornarse partidarios del determinismo acreditando en una “programación absoluta de la reencarnación”, pues eso hiere una verdad básica –de el libre albedrío- bajo la cual reside gran parte de la filosofía y doctrina espirita.
Es preciso estudiar un poco más la Ley de Causa y Efecto, relacionando eso con el estudio del registro energético del periespiritu, de forma que entendamos el correcto mecanismo del “rescate y expiación”
Carlos Augusto Parchen

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