Tal vez ya haya dicho o haya oído decir la infeliz afirmativa: Si yo uso drogas, el problema es mío, y nadie tiene nada que ver con eso. La droga solo a mi me perjudica.
Si usted piensa de esa manera, nos gustaría invitarle a hacer algunas reflexiones al respecto, bajo otro punto de vista.
Usted ya debe haber visto, a lo vivo, por la TV o en los periódicos, la triste imagen de una criatura de ocho años de edad o la de un adolescente de doce, con una ametralladora en las manos, al servicio de los traficantes de drogas, no es así?
Son escenas chocantes y deprimentes, usted ha de convenir que así es…
Sin embargo, usted jamás debe haber pensado que, usando drogas, está colocando el dinero en la mano del traficante para que compre el arma y la coloque en los hombros de esas criaturas.
Usted ya debe haber visto el sórdido espectáculo de una madre desesperada, con el corazón sangriento y el rostro bañado en llanto, inclinada sobre el cadáver del hijo querido que murió intentando hacerse con la mercancía que llegase a sus manos.
Usted, que es consumidor, tal vez no se haya dado cuenta, pero usted es responsable por la violencia generada en ese disputado mercado de las drogas.
Usted, que es usuario de las drogas, aunque sea de vez en cuando, está contribuyendo con la corrupción nutrida en el submundo de las drogas, y fomentando la disputa sangrienta por el consumidor, que llena los bolsillos de los poderosos del tráfico, diezmando vidas y matando esperanzas.
Lamentablemente, la gran mayoría de esos consumidores no perciben que el mal que causan está lejos de ser un problema solo suyo, como afirman.
No se dan cuenta de que su vicio es alimentado con la sangre y lagrimas de muchos.
En nombre de la satisfacción de su egoísmo, el consumidor de drogas deja un rastro de sangre sin precedentes… Y sin duda, responderá por eso ante las Leyes Divinas.
Las noticias notificaron el asesinato de un periodista, que fue ejecutado a sangre fría por los dueños del territorio, en donde él entró para el cumplimiento de su deber de profesional comprometido con la verdad. El pueblo se manifestó. Hubo pancartas, protestas y pedidos de justicia. Muy laudable todo eso, no hay duda.
Pero, cuantos de aquellos que empuñaron la bandera de la paz y de la justicia no habrán contribuido para que aquella ejecución se realizase.
Cuantos ejecutivos , sentados en sus poltronas de lujo critican la violencia, sin darse cuenta de que está alimentada por el turbio dinero que con su consumo colocan en las manos de los viciados hijos.
Usted ha de concordar que no habría ese infame mercado de las drogas si no hubiese consumidores.
Cuando vemos la cínica expresión de un prisionero que comanda el terror de dentro de la prisión, tenemos que admitir que este actúa de esa forma porque tiene quien le cubre las espaldas, y está seguro de que nada le sucederá.
Y usted, que es consumidor de drogas, está financiando ese mercado millonario, alimentando a esos tiranos crueles que se enriquecen gracias a su frágil voluntad de encarar la vida de frente y con mente lúcida.
Pero esas no son las únicas desgracias que un viciado provoca. Están aquellas que acontecen dentro de su propio hogar. Aquellas capaces de dilacerar un corazón de una madre o de un padre, de un hermano o de un hijo, con actitudes inconsecuentes y egoístas.
Si usted aun no había pensado en esa cuestión bajo ese punto de vista y esa realidad, piénselo ahora.
Y, si lo piensa con sinceridad, percibirá que el vicio está lejos de ser un problema solo suyo, que solo le perjudica a usted.
Haga un balance urgente y tome la decisión acertada: evite las drogas. Empobrezca a esos buitres que se alimentan de las vidas de los dependientes descuidados.
Si le faltan las fuerzas, busque ayuda de profesionales especializados y confié su corazón a aquel que fue y continúa siendo el mayor Psicoterapeuta de todos los tiempos: Jesucristo. .
Su atendimiento es gratuito, basta buscar-Lo a través de la oración.
Si usted es consumidor y las drogas todavía no destruyeron por completo su sentido crítico, reflexione ahora sobre todo esto y cambie de rumbo sus pasos.
Tenemos la certeza de que usted lo conseguirá.
Redacción del Momento Espirita.
La verdad no se deja engañar; conoce perfectamente a los que de ella se tornan dignos. No juzga por las apariencias; sondea lo íntimo, penetra el fondo de los corazones, revelándose a los que de hecho la buscan y quieren.
Regina Lucia de Souza
La verdad no se deja engañar; conoce perfectamente a los que de ella se tornan dignos. No juzga por las apariencias; sondea lo íntimo, penetra el fondo de los corazones, revelándose a los que de hecho la buscan y quieren.
Regina Lucia de Souza
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