Pregunta que nos hacemos con mucha frecuencia,ya desde muy jóvenes preguntamos a nuestros padres, a los maestros y a hombres sábios. Siempre el por qué, que es para nosotros un verdadero enigma, debido también a la limitación de nuestros sentidos materiales; y preguntamos: ¿Qué es lo que somos?; ¿De donde venimos?; ¿A donde vamos?. Las vivencias y experiencias de nuestra vida nos dan toda clase de sufrimientos, físicos y morales, y situaciones también de amor fraternal. Y a pesar de ello llegamos a la ancianidad con la misma pregunta.
Jesu-Cristo, prometió que a su debido tiempo mandaría al Espíritu de la Verdad para todo esclarecimiento, ¡ Y así ha sido !. El Espíritu de la Verdad actúa dentro del Espiritismo para instruirnos a través de mediums evangelizados, a seres espirituales elevados,con el fin de sustraernos a esa ignorancia tan acentuada que tenemos los terrenales. Toda esta clase de mensajes comenzó en el pasado siglo y quien más acertadamente supo sacar provecho de ellos, fue Allan Kardec y la gran poetisa Amalia Domingo Soler.
Allan Kardec, hombre bueno e inteligente, gran pedagogo preparado para recibir estos mensajes de los altos planos. Se acercaron a Él grandes maestros para que estructurara un código de alta moral y sabiduría, que era la aclaración de ese por qué de la vida y es el esclarecimiento de nuestro paso por la tierra, y que responde claramente a esta pregunta.
También él tuvo sus detractores y sus experiencias en falsas mediumnidades, pero supo muy bién discernir lo que era positivo o negativo.
Amalia Domingo Soler, en sus obras hizo despertar y aflorar los grandes sentimientos espirituales , las obras que dejó escritas también fueron transmitidas por elevados espíritus, grandes seres mensajeros amorosos y que estudiando a fondo sus libros, nos aclaran todas las dudas y nos ayudan a despertar los sentimientos fraternales.
La doctrina espírita aclara todas las preguntas que podamos efectuar y también en muchos puntos de la parte científica y al mismo tiempo nos han trazado un código filosófico muy perfecto, como lo fue el antiguo cristianismo, ¡ los Evangelios !.
Ahora nos van ilustrando para que afloren a la superficie de nuestra conciencia, estos grandes sentimientos fraternales, de que están tan necesitada nuestra humanidad. Nos preparan para poder comprender el destino de nuestro espíritu en la eternidad. La moral espírita es para que la apliquemos en todas nuestras actividades diarias, que no sea solamente literatura. También es bueno asistir a sesiones de espiritismo, en médiums que sean evangelizados de alta moral, porque también se aprende mucho en la manera directa de los Maestros espirituales, pero antes hay que estudiar para estar capacitados para poder comprenderlos y para saber a qué atenernos, con el fin de no ser engañados o el peligro de ser obsesionados, porque por la forma de expresarse, podremos comprobar si se trata o no, de auténticos maestros. Estos estudios nos ayudan mucho a mejorar de todos nuestros puntos negativos y al mismo tiempo al oír estas disertaciones de estos seres elevados, nos vamos aclarando y progresando, lo que hace que nuestro espíiritu se vaya sensibilizando, aflorando los grandes y buenos sentimientos hacia nuestros hermanos, aplicando las palabras de Jesús de hacer a los demás lo que quisieras que a ti te hicieran, y con ello se obtiene verdadera paz en nuestro espíritu.
Si tenemos la oportunidad de oír a través de un médium evangelizado de alta moral, las voces de los espíritus superiores, es muy necesario que lo aprovechemos con la máxima atención, por el sentido que ellos vienen de aquellas regiones de pureza y felicidad , y que, impulsados por su gran amor hacia nosotros, hacen este sacrificio, vienen a ofrecernos la Luz divina, nos instruyen para elevar nuestra conciencia para que nos vayamos formando, porque la Tierra es una escuela;¡ La escuela de la Vida !.
Los hermanos de Luz no tienen por misión solucionar nuestros problemas materiales; si acceden a ello alguna vez, es para darnos pruebas con el objeto de que lleguemos a tener una verdadera fe.
Su principal misión es prepararnos a fin de que sepamos solucionar las dificultades y vencer las tentaciones de lo inmoral y de las pasiones egoístas de nuestro espíritu, intentando practicar el Evangelio que Jesús enseñó a los hombres . Creo que hay que estudiarlo a fondo, no la letra, sino el significado alegórico de lo que quiere decir cada palabra, y siguiendo ese camino llegaremos a sufrir una gran transformación moral e intelectual.
En las reuniones en que los hermanos de Luz nos invitan a preguntas para nuestro discernimiento, hemos de considerar que estas sean de Amor, Paz y Caridad. Hay que procurar no hacer indiscrecciones, teniendo un gran respeto, porque son luces que el Padre nos envía para nuestro progreso; nos enseñan a despertar y poner en práctica los nobles sentimientos que atesoramos en nuestro interior, sensibilizando nuestro corazón para que practiquemos las enseñanzas de Jesús, el Amor Universal, lo más civilizado que se ha enseñado a la humanidad. Ello también ayudará a apartar el lastre que llevamos de pasadas existencias y poder llegar a un grado de sensibilidad y de inteligencia para ayudar a los hermanos necesitados y a nosotros mismos.
Siguiendo este camino, al final de nuestra etapa terrenal, tendremos más Luz y más progreso; ¿ Y ómo hacerlo?, pues el modo es sencillo, cada vez ser menos violentos, frenar en lo posible el amor propio (porque esto es egoísmo), ser más humilde,sentir como nuestro corazón palpita con intenso amor hacia nuestros hermanos, lo mismo si piensan como nosotros o de modo diferente, y aquellos que preguntan el por qué de la vida. Si estudiamos y asimilamos bien la doctrina,estaremos preparados para hacer la caridad de orientarlos en la búsqueda de la verdad y la justicia.
Cuando creamos que estamos capacitados por los estudios de las enseñanzas espirituales para poder ayudar, sobre todo no caer en la soberbia pensando que ya somos más importantes que los demás; ¡ eso nó !,siempre hay que conservar la humildad, que es lo divino, porque el hombre más sabio es quien es más humilde, y al mismo tiempo el que se cree que sabe mucho, aun sabe muy poca cosa.
La ilumiación que se va adquiriendo por la experiencia y los sufrimientos que estimulan el progreso, se desarrolla la fuerza en nuestro espíritu a medida que la moral, la ética y la inteligencia se adhiere a nuestro ser, por afinidad llegamos a conexiones con esferas en donde todo es Amor Divino, que por el momento no comprendemos su grandeza, por no estar lo suficientemente evolucionados.
Esta dimensión cerca de nosotros, no es precisamente un estado de felicidad para el que no ha cultivado su conciencia. Pero Dios, en su misericordia nos da siempre la oportunidad de progresar,y es cuando los Guías recogen a los desencarnados que, cansados de sufrir, están más o menos predispuestos y arrepentidos de todo el mal que pudieran haber hecho; desean rectificar y hacerse buenos, rescatando sus faltas en una nueva encarnación, para dar lugar a ello, antes les acompañan a escuelas espirituales de gran Luz, para instruirlos y prepararlos para la nueva prueba.
Ahora lo importante es que los que estamos encarnados en la Tierra, es preferible que tengamos que pasar estas experiencias para nuestro progreso, porque si no sabríamos deducir lo que es bueno y lo que es malo. Las luchas las necesitamos para nuestra formación, enfrentándonos a las vicisitudes de la vida, para llegar a formar una conciencia de discernimiento.Las enseñanzas de los Guías, son para que formemos una conciencia propia, responsables por nuestros actos,que no seamos fanáticos, que si hemos de ser fanáticos que sea para hacer el bien. Hemos de ir adquiriendo una formación propia, totalmente cristiana, para que nadie pueda desviarnos. No debemos ser sectarios de ninguna clase, pero hemos de estar preparados, para que el último que llegue, aunque sea con dulces palabras, no nos haga dudar de nuestra convicción totalmente cristiana.
Es muy importante no hacer críticas unos a otros, de nuestros defectos en forma pública; es muy loable que en forma particular nos ayudemos cambiando impresiones a fin de rectificar nuestros errores, siendo sencillos y humildes, respetando el pensamiento de todos siempre que sea de buena fe, y principalmente no provocar enfrentamientos. Tenemos que estar bien seguros de lo que tenemos que hacer; son tesoros para la eternidad, ¡ para siempre !; allí nada se pierde, pero la cuestión no es luchar por las comodidades de la Tierra, por envidias, por egoísmo y por querer pasarlo lo mejor posible en forma deshonesta, la cuestión es que todo se deja aquí en la Tierra. Todo se pudre y se transforma,lo que no se pudre es nuestro espíritu que ha de volar a la eternidad; habremos de prepararlo para ese gran vuelo, para lo divino,y podemos estar seguros de que es el único objeto de nuestra existencia en la Tierra.
Se habla algunas veces de que la Tierra es un punto de castigo para nuevas existencias pero no creo que esto sea así. Dios no castiga a nadie; no existe un sentimiento de castigo, sino de inmenso Amor.
Cuando infringimos las Leyes amorosas de nuestro Padre se comenta que debemos tener temor a los castigos de Dios, y esto tampoco es así. Lo que debemos temer es a nosotros mismos, porque si nos apartamos de sus leyes de Amor,nos lanzamos por nuestra propia voluntad a senderos equivocados, que trae como consecuencia toda clase de sufrimientos, pero Dios no castiga, nos lo hacemos nosotros mismos cuando nos apartamos del recto camino. Tenemos que acoplarnos a sus leyes de Amor y Fraternidad establecidas,por lo tanto la Tierra solo es un lugar de redención, de oportunidad de nuevas existencias, para poder llegar a través de ellas al Amor y a la Sabiduría.
Al desencarnar, cuando nuestros Guías nos llevan a lugares de Luz, nos comprendemos entonces tan atrasados que pedimos volver a la Tierra para nuevas pruebas y poder ejercer una labor de verdadera fraternidad, pensando menos ennuestros propios egoísmos.Si llegamos a pasar la prueba cumpliendo lo que al encarnar prometimos, es cuando remontamos nuestro espíritu a planos cada vez más superiores y eso ha de ser con nuestro propio esfuerzo.
Hay formas de pensamiento que comentan que si persistimos en ese estado colectivo,veremos un cataclismo planetario.
Me resisto a creer en ello, porque la última palabra siempre la tiene Dios y todo dependerá de como se vaya forjando el edificio de la Creación.
En este caso tendríamos que ser buenos a la fuerza, por el terror de poder ser exterminados, y entonces habría analogía con las religiones que por temor al diablo y a la destrucción del mundo,quieren que seamos mejores Si hemos de ser mejores ha de ser por convicción propia, entonando nuestro corazón y nuestro espíritu en ese gran amor a la Creación, ¡y no por temor !,porque el temor lo podemos tener solo a equivocarnos.
Hay que considerar que si alguna vez, la Tierra tiene que desaparecer para convertirse en sol,para librarse de la materia densa, será por la mecánica celeste y por la Voluntad del Creador, arquitecto de toda la infinita creación, pero no porque el hombre sea mejor o peor, hay que tomarlo de forma individual o colectiva, porque cuando terminamos nuestras pruebas kármicas, individualmente tomamos nuestro destino como Guías de otros seres,o pasamos a otros lugares de la Creación que el Padre nos destina para ser útiles a los demás y a nosotros mismos, pero creo que no hay que esperar a que se redima toda la humanidad,porque la Tierra es un lugar donde vienen seres de otras dimensiones más atrasadas, y cuando alcanza la perfección se pasa a otras más avanzadas, por tanto, este planeta es solo una estación en el camino del Eterno Sendero.
Si este planeta estuviera destinado a desaparecer, no por eso dejaríamos de vivir, porque se vive eternamente. Jesucristo ya lo dijo: “En la Casa de mi Padre hay muchas moradas”, y a ellas remontaríamos nuestro vuelo.
Dios ama inmensamente ala humanidad, ¡ y que mal hemos comprendido Su inmenso Amor !, pero en su misericordia nos ha dado el tiempo para que lleguemos a comprenderle en Sus Leyes de Amor Universal , pero sobre todo para que lleguemos a ser inmensamente felices.
S. Sanchís Serra – (Revista Fraternidad Cristiana Espírita nº 2 de Abril de 1986)
"No pidamos tareas iguales a nuestras fuerzas. Sino fuerzas iguales a nuestras tareas.".- Helen Keller
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