Cairbar Chutel |
Queridos amigos, Jesús para grabar mejor en el ánimo de sus discípulos la necesidad del estudio de toda la Religión y de toda la Filosofía en sus fases evolutivas del saber humano, comparó todos los hechos y teorías que de ellos resaltan y la Historia registra, como un tesoro, que un padre de familia posee y donde existen monedas viejas y monedas nuevas, bienes antiguos, más de mucho valor y bienes de adquisición reciente, constituyendo todos el mismo tesoro.
Hay muchas cosas viejas que no se pueden despreciar, así como hay muchas cosas nuevas que no podemos dejar al margen, sin perjudicar nuestro tesoro.
Así es la Religión.
Ella no consiste solo en las adquisiciones del pasado, sino también en la recepción de los hechos e ideas del presente y futuras, que la enriquecen.
La Religión de Jesús es una religión de progreso, de evolución, y no, de paralización.
El propio Cristo dijo: “Muchas cosas tengo que deciros, más no las podríais soportar ahora; sin embargo, cuando viniera el Espíritu de Verdad, el os guiará en toda la verdad; os hará recordar todo cuanto os tengo dicho y os anunciará las cosas que aún están por venir. (Juan, XVI, 12, 13
Aquellos que limitan la Religión a un artículo de fe o a un dogma, desvirtúan sus principios, paralizan su marcha, extinguen, finalmente, la llama sagrada que debe siempre arder al impulso de renovado combustible.
En las Ciencias, en las Artes, en las industrias el hombre progresa no solo manteniendo los viejos conocimientos que no son sino elementos primordiales para nuevas formas que han de adaptarse, como también por las nuevas adquisiciones con las que engrandecen su saber.
Lo mismo pasa en la Religión. La religión primitiva, revelada por Abrahán, no precisaba ordenación, más se limitaba a enseñar al hombre la existencia de un Dios Único, ilimitado en atributos, Creador de todo cuanto existe.
A esta siguió la doctrina del Sinaí, que, confirmando la Primera Revelación, amplió sus dictámenes con las prescripciones morales observadas en el Decálogo. Entretanto, la religión no estancó ahí su manantial, que se engrosaba constantemente, pues la fuente viva de la Revelación chorrea sin cesar. Y así como a la Revelación de Abrahám siguió la Revelación Mosaica, y a esta sucedió la Revelación Cristiana.
Casi dos mil años después de Moisés, vino el Revelador Vivo de la Doctrina del Amor, que, lejos de revocar esta Ley, afirmó que venía a darle cumplimiento.
Todo lo que procede del Amor prevalece desde el comienzo y prevalecerá eternamente: es “palabra que no pasa”. Todo lo que no es del Amor, no puede formar parte de la Ley y pasará, así como pasa la hierba y como pasa todo lo que no es permanente.
El escriba instruido en el Reino de los Cielos” sabe muy bien que en el gran tesoro de la Religión hay monedas viejas y monedas nuevas de Amor, que constituyen su riqueza, por eso, para beneficiar a sus hijos, toma de ese tesoro las monedas que necesita y con las cuales enriquece a los que a él están sujetos.
No hay religión cristalizada: la verdadera Religión es progresiva. A los viejos conocimientos adosa otros nuevos, a la medida que, por nuestro esfuerzo, nos preparamos para recibirlos. Esa medida, a su vez, se dilata con nuestra buena voluntad, por el estudio, por la investigación, por la pesquisa y la oración, que nos pone en relación con los Espíritus Superiores encargados de auxiliar nuestra evolución espiritual.
No puede ser de otra manera, porque la Religión no se limita a la Tierra; ella se extiende a todos los mundos planetarios e interplanetarios, a todos los soles, a todas las constelaciones y se dilata por el Universo entero, donde los seres inteligentes viven, estudian, aman y progresan.
Cada uno tenemos nuestro grado de evolución, que es tanto mayor cuanto más intensa es nuestra voluntad, el deseo de estudio y de progreso, y nadie puede asimilar conocimientos superiores a su inteligencia y a su grado de cultura moral y espiritual.
Fue por eso que Jesús dijo a sus discípulos, como se ve en el capitulo XVI, 12, 13, de Juan: tengo aun muchas cosas que deciros, más….
Así como las Revelaciones no cesan con la Nueva Revelación Espirita que es la Revelación de las Revelaciones, como complemento de la Revelación Mosaica, viene a traer a los hombres, nuevos conocimientos filosóficos, nuevos conocimientos científicos, nuevos conocimientos religiosos, todos oriundos de esa fuente, cuyo manantial se ha mostrado inagotable a través de los siglos.
Todo escriba instruido en el Reino de los Cielos, sabe muy bien todo eso; por ese motivo, y tan bien porque, es cauteloso, no deja de adquirir conocimientos con los cuales enriquece su tesoro, que de él toma cosas nuevas y viejas, como hace el buen padre de familia, para instruir a los hijos que tiene bajo su cuidado.
Cuidemos nosotros de nuestro tesoro, y a la medida de nuestras posibilidades, procuremos adquirir nuevos conocimientos que aumenten nuestro patrimonio espiritual, ya que al que mucho pide, mucho se le da, no debemos olvidar que al que mucho trabaja le corresponde un buen salario y Dios da ciento por uno, por lo tanto, sigamos adelante, esforzándonos en asimilar estas grandes verdades, porque el conocimiento nos hace libres.
Deseo de corazón que paséis un buen día, con mucho amor y cariño Merchita
(Extraído del libro Parábolas y Enseñanzas de Jesús de Caibars Chutel)
El mundo es lo suficientemente grande para satisfaccer las necesidades todos.
Pero siempre será demasiado pequeño para la avaricia de algunos
GHANDI.
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