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miércoles, 3 de abril de 2013

LA OBSESIÓN




La obsesión, aún en los días actuales, constituye un tormentoso delito social. Está presente en todas partes, incitando al hombre a estudios serios.

 Las grandes conquistas contemporáneas no han conseguido aun erradicarla. Ignorada de ex profeso por la llamada ciencia oficial, prosigue recogiendo en sus redes, diariamente, verdadera legiones de incautos que se dejan arrastrar a sombríos despeñaderos, en los cuales padecen irremisiblemente  hasta llegar a una desencarnación lamentable cuyos efectos, generalmente, continúan después del tránsito…

 Las honestísimas investigaciones del Barón de Guldenstubbe, en 1855, y las del profesor Roberto Hare, catedrático de Química, de la Universidad de Pensilvania, en 1856, llegaron a la conclusión de la realidad del espíritu preexistente a la cuna y sobreviviente al túmulo, se entregaron  con afán a la verificación de la inmortalidad.
 En los EE. UU. Se tornaron famosas las experiencias psiquiátricas realizadas por el Dr. Carlos Wickland quien valiéndose de la argumentación espirita, consiguió desobsesar a innumerables pacientes que llegaban, atormentados, a su consultorio. 
 Sin embargo, fue con Allan Kardec que se iniciaron testimonios de la inmortalidad, de la comunicabilidad de los Espíritus, de la reencarnación y de las obsesiones, cabiéndole al ilustre maestro de Lyón la honrosa tarea de presentar una terapéutica conveniente para ser aplicada en obsesados y obsesores.
 A partir de la publicación  de “El Libro de los Mediums” en enero de 1861, en Paris, se presenta un conjunto de reglas, un notable esquema de las facultades mediúmnicas, y un seguro estudio  del Espíritu en sus diversas facetas, que culmina con el examen de las manifestaciones espíriticas, de la organización de Sociedades y de conferencias de Espíritus Elevados, que trazaron rutas de seguridad  para los que ingresen en la investigación racional de los fenómenos medianímicos. A través e esta Obra magistral, fue presentada la brújula orientadora para el sano ejercicio de la mediúmnidad.

 Kardec clasificó como obsesión, a la gran mayoría de los disturbios  psíquicos, y elaboró procesos de recuperación del obsesado, estudiando a la luz de las reencarnaciones las causas anteriores de las aflicciones, valiéndose de un lenguaje condicente con la razón y experimentalmente demostrable.

 La Codificación Kardeciana, monumento granítico levantado para los siglos venideros no resolvió el “problema del hombre”, puesto que solo al hombre le corresponde hacerlo. Sin embargo, le ofrece bases y direcciones  seguras para que tenga una vida feliz, ética y socialmente armoniosa en la familia y en la comunidad donde fue llamado a vivir.

 “Pululan en torno a la Tierra los malos Espíritus, como consecuencia de la inferioridad moral de sus habitantes. La acción maléfica de esos Espíritus es parte integrante de los flagelos con que la Humanidad se ve abrazada en ese mundo. La obsesión, que es uno de los efectos de semejante acción, así como las enfermedades y todas las tribulaciones de la vida, debe, pues, ser considerada como probación o expiación y aceptada como tal.”

 “Los Espíritus ejercen incesante acción sobre el mundo moral y también sobre el mundo físico. Actúan sobre la materia y sobre el pensamiento y constituyen una de las potencias de la naturaleza, causa eficiente de una multitud de fenómenos hasta entonces inexplicados o mal explicados y que no encuentran explicación racional sino en el Espiritismo. Las relaciones de los Espíritus con los hombres, son constantes. Los buenos Espíritus nos atraen hacia el bien, nos  sustentan en las pruebas de la vida y nos  ayudan  a soportarlas con coraje y resignación. Los malos nos impulsan hacia el mal: les produce gozo vernos sucumbir y asemejarnos a ellos.”

 “Entre los que son considerados locos, hay muchos que tan solo son subyugados; necesitarían de un tratamiento moral, por cuanto, con los tratamientos corporales se tornan verdaderos locos. Cuando los médicos conozcan bien el Espiritismo, sabrán hacer esa distinción y curaran más enfermos que con las duchas.”

 Obsesión – según Allan Kardec- es el dominio que algunos Espíritus logran adquirir sobre ciertas personas. Solo es practicada por los Espíritus inferiores que tratan de dominar. Los buenos Espíritus no presionan a nadie. Sólo nos aconsejan, combaten la influencia de los malos y si no son escuchados, se retiran. Los malos, al contrario, se aferran  a aquellos  a quienes  pueden convertir en sus presas. Si llegan a dominar a alguien, se identifican  con su espíritu y lo conducen como si fuera una verdadera criatura”. Las causas de la obsesión varían, de acuerdo con el carácter del Espíritu. A veces, se  trata  de una venganza que éste toma  contra un individuo de quien guarda quejas del tiempo correspondiente a otra existencia. Muchas veces, no existe otra intención  que la de hacer el mal: el Espíritu, como sufre, pretende que los demás sufran también; encuentra una especie de gozo en atormentarlos, en vejarlos, y la impaciencia que por esa causa la victima  demuestra, más lo exacerba, porque es el objetivo que se propuso, mientras que la paciencia, termina por cansarlo…”.

 “Hay Espíritus obsesores sin maldad, que denotan alguna cosa buena, pero que están dominados por el orgullo del falso saber”

 Siempre hubo obsesados en cualquier época de la Humanidad.

     Algunas figuras celebres en la Historia, vivieron dolorosos dramas. Nabucodonosor II, el Grande, rey de Caldea, era perturbado  por Espíritu vengadores que le hicieron experimentar tormentos terribles, descendiendo a la miserable condición de animal  por causa de la obsesión…
 Tiberio, con la mente dirigida por Espíritus despiadados, alcanzó un elevado índice de crueldad, motivada por una desconfianza exacerbada que lo dominaba, insuflada por los adversarios desencarnados…
  Sin embargo, es en el Evangelio, que desfilan junto a Jesús  y en gran escala, los atormentados por Espíritus infelices que encuentran en  Él al Medico Divino que ilumina su mundo intimo y los libera del sufrimiento.

 Infinidad de veces los discípulos del Rabí Galileo aplicaron el pase curador a multitud de obsesados que los buscaban.

   Y después de ellos, los registros históricos presentan locos de la más variada nomenclatura, ligados a Entidades atormentadoras, sufriendo en la hoguera y en el exilio, en los Manicomios sombríos, el resultado de la convivencia psíquica con los que a pesar  de haber atravesado el portal de la Inmortalidad, se mantenían ligados a los vicios y sentimientos en los que se complacían cuando estaban en la envoltura carnal…
 Aseveró Allan Kardec: “No fueron los mediums ni los espiritas quienes crearon a los Espíritus, fueron los Espíritus que hicieron que haya espiritistas y mediums. No siendo los Espíritus nada más que las almas de los hombres, es natural que haya Espíritus si hay hombres; por consiguiente, desde todos los tiempos ellos ejercieron influencia saludable o perniciosa sobre la Humanidad. La facultad mediúmnica no es nada más que el medio para manifestarse. A falta de esa facultad, lo hacen por otras mil maneras más o menos ocultas”.

     Los medios de combatir  la obsesión, varían de acuerdo con el carácter que ella reviste. Las imperfecciones morales del obsesado constituyen, frecuentemente, un obstáculo para su liberación.”
    La obsesión continúa siendo un escollo terrible para la paz y la serenidad de la criatura humana. Hay obsesiones en escala infinita, y consecuentemente existen obsesados en variedad infinita también.

    Viajero de la Eternidad, el espíritu conduce los gérmenes kármicos que posibilitan la convivencia con los desafectos del pasado, ofreciendo una nefasta comunión. Sin embargo no es tan solo el odio el factor causal de las obsesiones, como se podría pensar, ni tampoco es solo en la Tierra que se manifiestan  los tormentos obsesivos… más allá de la sepultura, en las regiones dolorosas y aflictivas de reajustes imperiosos y despertar de conciencias impostergables, se enfrentan muchos verdugos y victimas, comenzando o dando prosecución a los nefastos banquetes de subyugación psíquica, en lucha interminable de exterminio imposible…

 En la Tierra, también es muy grande el número de encarnados que se convierten, por irresponsabilidad y descuido, en obsesores de otros encarnados, estableciendo un consorcio de difícil erradicación y prolongada duración, manifestado casi siempre en forma de vampirismo inconsciente y pertinaz.

 Suelen ser seres atormentados, heridos en sus anhelos, inferiores, que afincándose en aquellos que eligen como desafectos, los persiguen en cuerpo astral a través de procesos de desdoblamiento  inconsciente, apresando muchas veces, en las mallas bien urdidas de la red de su idiosincrasia, a esos desvariados morales, que entonces se convierten en victimas portadoras de enfermedades complicadas y de origen clínico ignorado…

 Otros, se ligan  mentalmente a encarnados con los que efectivamente se identifican,  tornándose obsesores de ellos amargándolos y reteniéndolos a los recuerdos de la vida física, en lamentable degradante  comunión espiritual.

  A parte de esas formas diversificadas de obsesión, hay otras, inconscientes o no, entre las cuales debe destacar aquellas producidas en nombre del amor tiranizante hacia los que aun permanecen en el envoltorio carnal, atormentados por aquellos que partieron en doloroso estado de perturbación y egocentrismo… o entre encarnados que mantienen una alianza mental infeliz y prolongada…

 ¡Obsesores, obsesados!

      La obsesión, bajo cualquier modalidad que se presente, es una enfermedad de largo curso que exige una terapia especializada de segura aplicación y de resultados que no es posible lograr apresuradamente.

    Por consiguiente, lo tratamientos de la obsesión son complejos, imponiendo dosis de renunciación y abnegación por parte de aquellos que se ofrecen y dedican a tal menester.
     Hay una fuerza capaz de producir resultados positivos en los encarnados y desencarnados, conscientes o inconscientes: la que se deriva de la moral. Conforme el obsesor se moraliza, con el correr del tiempo, ofreciendo testimonios  de moral, confirmando la fe como servidor de Cristo, termina por convencer al verdugo de la elevación de los principios de su adoctrinador, terminando por dejar libre a quien afligía. Además de la ejemplificación cristiana, la oración consigue calmar las ulceras morales de los asistidos, conduciendo bendiciones de armonía que apaciguan  al desequilibrado, calmando en él la sed y la necesidad de paz.

 No siempre los resultados son inmediatos. El tiempo para los Espíritus no es lo mismo que para los de la tierra. Son muchos los que prosiguen con esa tarea insana, hasta después de la muerte… esto sucede porque, la mayoría de los resultados en los tratamientos de obsesión, dependen del paciente. Al iniciarse el programa de recuperación, este debe esforzarse de inmediato para modificar radicalmente su comportamiento, ejercitándose en la practica de las virtudes cristianas y principalmente, moralizándose.

    La moralización del enfermo debe tener carácter prioritario, si consideramos que a través de una renovación intima bien lograda, el demuestra a su enemigo la eficiencia de las directrices que le ofrecen como norma para alcanzar la felicidad.

     Los espíritus Superiores interesados en el progreso de la Humanidad, ofrecen también, valiosos recursos que constituyen elementos saludables y precisos.

 Sin tal amparo, toda incursión que se intente en el ministerio de la desobsesión, será improductiva y también peligrosa, por los resultados negativos que presenta.
 Un espíritu luchador, debidamente preparado para efectuar la experiencia socorristas a los obsesados, es una dinamo potente que genera energía electromagnética, que al ser aplicada mediante los pases, produce distonias y desequilibrios emocionales en el huésped indeseable, apartándolo y facultando así en el enfermo la liberación mental necesaria para lograr una asepsia  de carácter moral, reeducando la voluntad y meditando en oración un verdadero programa evangélico bien  disciplinado, que en forma lenta pero segura, edifique una ciudadela moral de defensa en torno de si.

 Por eso el Maestro, frente a determinados perseguidores desencarnados, afirmó: “CONTRA ESTA CASTA DE ESPÍRITUS, SOLO LA ORACIÓN Y EL AYUNO”, y después de atender las aflicciones de cada atormentado que Lo buscaba, prescribía, invariable e incisivo: “No vuelvas a pecar, para que no te suceda algo peor”.

 Trabajo  de Merchita extraído del libro:
 Entre Telones de la Obsesión de Divaldo Pereira franco
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        ¿ Cuantas veces, en el mundo, habremos sentido la inconveniencia de ciertos hábitos con manifiesta incapacidad para deshacernos de ellos?

¿En cuantas ocasiones sabíamos previamente cuanto nos dolería las consecuencias de determinada acción infeliz y sin embargo nos lanzamos a ella para nuestro sufrimiento?
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NOTA IMPORTANTE: Los lunes,miércoles y jueves a las 22,30 horas, pueden participar en el chat de la Federación Espírita Española.
Los viernes a las 23,00 horas se os invita a asistir a una  interesante conferencia en la misma sala.
Los domingos a las 21,00 horas se os invita a la clase de estudio del Espiritismo por "Grupo
espírita Sin Fronteras" dirigida por Carlos Campetti.
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