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lunes, 2 de mayo de 2011

Mediumnidad en los niños ( II )


.... (  continuación del  anterior )


      Algunos médicos y pensadores materialistas clasifican a los médiums como personas enfermas. Generalmente, esos científicos emiten pareceres fundamentales en los conceptos de ciencia materialista y no se dan al trabajo de examinar los libros espíritas, puesto que ni los conocen.

     Estudiada por los religiosos, psiquiatras y hasta neurólogos, la mediumnidad es la capacidad de ver u oír a los  espíritus o realizar fenómenos para normales – como la incorporación y la clarividencia- por intermedio de agentes externos, o  sea, de entidades espirituales que utilizan el cuerpo del médium como vehículo para manifestarse.

    Normalmente en esos casos, el fortalecimiento por el pase, el agua fluidificada y la oración son poderosos instrumentos de los que se vale la espiritualidad para la solución del problema. Nuestros mentores espirituales, con certeza,  miraran el tratamiento de forma que, siguiendo correctamente las instrucciones de la espiritualidad superior, podamos tener ayuda y seguridad.

     Los padres deben mostrarse aptos para efectuar cambios en la conducta diaria en su recinto doméstico. Todo lo que sea para elevar el padrón vibratorio  debe ser cultivado, al mismo tiempo en que se ofrecen para apartar toda conducta que lleve a lo contrario. Buenos libros, buenos films, comportamiento mental pautado en las enseñanzas del Evangelio, aliados al respeto y cariño mutuo, son factores de envolvimiento de los hijos en un halo protector, beneficiando así,  a todos los espíritus que conviven en el núcleo.  El hábito de la oración y la institución de una pequeña reunión para el estudio doctrinario del evangelio a la luz de las revelaciones espíritas son de fundamental importancia. Con certeza, en los Centros espíritas, existen equipos formados para enseñar a los neófitos como se instituyen esas pequeñas reuniones, recordando que el objetivo no es el desarrollo mediúmnico, y si la evolución espiritual  del grupo familiar, y que el intercambio entre espíritus encarnados y desencarnados debe ser efectuado dentro de los locales apropiados en las Casas espíritas.

     Si el pequeño demuestra miedo es bueno que los padres acompañen en las sesiones necesarias al tratamiento espiritual, hasta que ellos se acostumbren con naturalidad a tal hecho. El ambiente de la sala de pases, o locales destinados para tal, a pesar de ser locales simples, destituidos de mucha decoración, puede ser intimidante  para un niño que ya debe estar asustado con los hechos que por ventura ya le están ocurriendo. Normalmente luego ellos se acostumbran, desde que los padres estén tranquilos y pasen para ellos esa tranquilidad. Si la criatura ya está alfabetizada, un buen libro  conveniente a su edad le ayuda mucho, principalmente porque contiene enseñanzas morales propias a su elevación espiritual. En las librerías espíritas, existen ya un buen número de títulos dedicados a los niños.  Si el niño no esta en la edad de leer, se le pueden contar cuentos e historias basadas en los libros infantiles para que el se familiarice poco a poco con la Doctrina. Vigilar los síntomas ver si van disminuyendo y al mismo tiempo apartados hasta que la normalidad se establezca a la espera de la hora apropiada para el correcto desarrollo  y ejercicio de la mediumnidad.

     Cuando un jovencito descubre que tiene mediumnidad, la forma mejor de desenvolverla es frecuentando las reuniones apropiadas para los jóvenes en los Centros espíritas, pues allí los dirigentes experimentados podrán orientarle sobre esa cuestión. Sin olvidar que no se puede atribuir mediumnidad a cualquier disturbio que la criatura presenta.  Sólo el estudio de la Doctrina Espirita dará subsidios para la identificación de los fenómenos pues es una observación bastante cuidadosa.

     Cuando un niño pequeñito mira a su alrededor como viendo algo, con gran temor en el rostro, o se asusta como observando a alguien que no se ve, es aconsejable darle pases magnéticos, agua fluidificada y concienciación de la familia para los actos relacionados con la Doctrina Espirita.

    Muchos niños son sonámbulos  y presentan alguna alteración en un determinado estado del sueño.  Durante esa fase el niño está en un estado intermediario entre el sueño y la vigilia. A pesar de no mostrarse consciente de todo lo que pasa a su alrededor, la persona puede realizar pequeñas tareas, como alimentarse, vestirse, sentarse, mirar para algún lugar, conversar. Siendo cuestionada verbalmente  las respuestas son incoherentes y murmuradas.

    Usualmente ocurre en las primeras horas del sueño pudiendo durar algunos segundos o pocos minutos. Durante el episodio el paciente se muestra apático estableciendo poco contacto con el medio, pareciendo no reconocer a las personas y familiares. Raramente realiza un procedimiento más elaborado como cambiarse de ropa u orinar en el lugar adecuado.

     Para un sonámbulo, despertar durante la crisis puede ser un momento difícil. Principalmente en el adulto, existe la posibilidad de tener una reacción violenta  si es abordado, si juzga estar sufriendo alguna amenaza. A la mañana siguiente, normalmente, no recordará el episodio.

     También se sabe que ese es un trastorno típicamente de la infancia, siendo presentado esporádicamente hasta un tercio de los niños entre los tres y diez años de edad. En esta misma faja están los episodios  que acostumbran a ser regulares. A lo largo de la pubertad van disminuyendo y apenas un pequeño grupo continua teniendo episodios de sonambulismo durante la edad adulta.

     No se debe en las Casa espíritas en los trabajos de pases para los niños, admitir que el pase sea efectuado también por los niños,   el Libro de los Médiums iten 222, aborda la cuestión, cuando hace referencia a los peligros e inconvenientes de la Mediumnidad practicada por los niños.

    El equipo debe estar formado por adultos, que por  fuerza de la madurez y el estudio sabrán conducir con seguridad cualquier caso que se presente. Una criatura por muy acostumbrada que esté con los fenómenos espíritas, no tendrá condiciones de tratar y salir bien ante la sutileza enmascarada con que se revisten algunos obsesores. El estimulo para la espiritualización de los niños debe ser dado de acuerdo con la edad de cada uno, al conducirlos a una sala de conocimientos evangélicos doctrinarios, existentes en los diversos ciclos de mocedad en las Casas espíritas.

     Muchos niños juegan con amiguitos imaginarios. Ese procedimiento es común en las criaturas que se sienten solitarias  y carentes.  Algunas criaturas realmente tienen contacto con entidades. Ese fenómeno tiende a desaparecer cuando llegan a la edad de los siete u ocho años.

    La manifestación de los fenómenos mediumnicos no está sujeta a la voluntad de los padres. Ese es un atributo exclusivo de la criatura. Ella nació dotada de ese don. Los padres el deber que tienen para sus hijos y lo que pueden hacer en el caso de ellos tener mediumnidad  es tratar de que ellos reciban un tratamiento espiritual, para que los fenómenos sean apartados y puedan seguir su curso normal, reapareciendo, cuando el individuo este en una fase más madura.

     Muchas criaturas demuestran tener una sensibilidad mayor que otras, y captan del ambiente y de las personas de su alrededor, las energías que se presentan, tanto positivas como negativas.  Para estar seguros y ver esta constatación en los niños es preciso un examen minucioso de los hechos y llevarlos a una casa espirita. En las horas de crisis es aconsejables mucha paciencia y una dosis extrema de amor para ella, para que con seguridad puedan ayudarla. Algunas veces es aconsejable consultar a una psicóloga infantil para auxiliarla en esos procesos. Existen buenos profesionales en ese área médica, que abrazan los principios espíritas y son de gran ayuda

     Muchos niños no les gusta frecuentar la casa Espirita. Normalmente a esa edad algunas criaturas precisan mucha persuasión. Muchos dicen que sólo van bajo “libre y espontánea presión”. Luego más tarde lo asimilan mejor  y se convierten en jóvenes trabajadores en las Casas espíritas que frecuentan. Los jóvenes  al ver el comportamiento de los más viejos también se integran en la medida de lo posible.

     Cuando nos encontramos en un caso de mediumnidad en una criatura de catorce años con la aparición de fenómenos mediumnicos, es preciso buscar orientación segura. Descartado la cura por la Ciencia es hora de buscar la ayuda de la Doctrina Espírita. Mientras tanto tales fenómenos pueden darse simultáneamente. Se debe buscar ayuda  en la ciencia aliada a un tratamiento eficaz en la casa espírita.

     Antes de cualquier actitud, los padres deben concienciarse de la responsabilidad ante esa criatura, y conducir el caso con naturalidad y racionalidad. Muchos por desconocer el fenómeno mediúmnico tratan de forma inadecuada la cuestión, lo que acarrea perjuicio para la criatura en el futuro. Como consecuencia, cuando adulto, la criatura  podrá tener una visión distorsionada  de los fenómenos que envuelven la mediumnidad. Es muy común los padres que castigan físicamente a sus hijos en esa fase.

     La naturalidad debe ser la tónica para envolver la cuestión.  El desarrollo mediúmnico es desaconsejable, visto que la criatura no posee defensas que la ayuden cuando se encuentren con algún enemigo del pasado.  Como ya hemos dicho anteriormente, un tratamiento efectuado dentro de una casa espírita dará subsidios para que sean apartados esos síntomas, que volverán a aflorar en momento oportuno, cuando las condiciones de madurez física de la criatura permitan que ella haga buen uso de sus fuerzas mediumnicas.

    ¿Se sabe que la mediumnidad en los niños perturba el desenvolvimiento de los mismos, más cuando  ella  trae una tarea predeterminada en el plano espiritual, se debe bloquear este desarrollo?

    Aquí no diremos bloquear. Conforme sea la edad de la criatura puede ser que ella presente condiciones de madurez que le permitan el uso de sus facultades de forma que no la perjudique en nada.

   Se sabe por experiencia, que la mediumnidad puede aparecer en cualquier edad, más existen médiums, que por su aptitud natural presentan condiciones  para el ejercicio de la mediumnidad aun en criaturas  o adolescentes, haciéndolo de forma consciente y responsables. Citamos aquí el caso de las hermanas Baudin que auxiliaron  a kardec en la fase de la Codificación, o nuestro bondadoso Chico Xavier y otros que se esparcen por Brasil o por el mundo.

    Médicos adeptos del espiritismo afirman que la infancia es el periodo en que la acción de la glándula pineal está en el auge, aunque la criatura no tenga el armazón intelectual necesario para interpretar los estímulos de forma consciente. Con el desarrollo  completo del cerebro, la mediumnidad sería sublimada en la mayoría de las personas. La volvería aun más fuerte en aquellos que aprendieron a ejercitarla. Muchas criaturas sienten dolor porque el cuerpo no está preparado para recibir ese impacto. Por ese motivo, en general los padres son orientados a no incentivar a los hijos a ejercerla.

     La dedicación, la paciencia y renuncia son los caminos del crecimiento mediúmnico. El orgullo y los malos Espíritus son sus obstáculos.

     La mediumnidad es cuchillo de dos filos. Si por un lado es fuente de benditas alegrías, por otro, puede ser también de profundas decepciones, para orientarse en el desarrollo mediúmnico, podría ser hecha citación de innumerables obras respetables. Sin embargo, lo más correcto es la utilización del viejo y buen Libro de los Médiums. Por lo tanto los que se ven afectados por ella, deben comenzar por el principio, conociendo las obras de Kardec y estudiarlas con profundidad.

     En todas las situaciones, nuestra postura debe ser la de la más absoluta tranquilidad, una vez que la relación entre encarnados y desencarnados hace parte del propio contexto evolutivo de cada ser. Estamos, siempre, rodeados de espíritus, creamos en ellos o no, siendo espíritas o no. Al percibir las “conversaciones” de criaturas con la “nada”, tengamos serenidad y procuremos “entender” el proceso, y hacernos dueños de la situación.

     Se recomienda a los padres y pariente más próximos el diálogo con las criaturas sin interrogatorios o curiosidad excesiva, más, procurando ”entrar” en la historia, participar del contexto, para percibir, en la naturalidad de la conversación, cuales son los “personajes” que efectivamente se hallan presentes junto a la criatura.

      Como se trata de cosas naturales, cuanto mayor sea la naturalidad con que encaremos tales acontecimientos, menos las criaturas  y nosotros los adultos, quedaremos asustados o “con miedo”. Al final, en términos de envolvimiento espiritual, los lazos que nos ligan a los espíritus (encarnados o desencarnados) no son rotos  en razón de la alteración de nuestro estado vivencial (en la carne o fuera de ella) por el contrario se fortalecen y perduran.

     Ame a su hijo con problemas del cuerpo o de la mente, o de ambos, cooperando con ellos, con mucha paciencia y con el gesto de ternura, para que puedan salir victoriosos de la expiación terrena, avanzando para más altos vuelos rumbo a nuestro Creador.

     Llénese de cariño, de paciencia, de tranquilidad interior, viendo en estos hijos las joyas bendecidas que el Padre confía a nuestras manos para que las pulamos.

     Usted podrá haberlos recibido por renuncia y  elevado amor de su parte, más,  puede ser que usted este ligado directamente a las causas que determinan la situación que viven hoy, debiendo auxiliarles e incentivarlos para la  propia recomposición, usted, igualmente avanza para el Creador, sufriendo a su vez, al verlos rescatar, sin otra opción que no sea abrazarlos y colocarse, usted y ellos, bajo  la Luz del amor de Dios, resignadamente.

 Trabajo realizado por Merchita


( Visitar el Blog  inquietudesespiritas.blogspot.com )

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