6. Causa asombro encontrar en la Tierra tanta maldad y malas pasiones, tantas miserias y enfermedades de todas clases y se saca la conclusión de eso, que la especie humana es una triste cosa.
Este juicio proviene del punto de vista limitado en que se está colocado, y que da una falsa idea del conjunto. Es preciso considerar que en la Tierra no se ve a toda la Humanidad, sino a una pequeña fracción de ella. En efecto, la especie humana comprende
todos los seres dotados de razón que pueblan los innumerables mundos del Universo; ahora bien, ¿qué es la población de la Tierra,
al lado de la población total de esos mundos? Mucho menos que una aldea al lado de un gran imperio. La situación material y moral de la Humanidad terrestre nada tiene que asombre, sabiendo cual es el destino de la Tierra y la naturaleza de los que la habitan.
7. Se formaría una idea muy falsa de los habitantes de una gran ciudad si los juzgásemos por la población de los barrios más ínfimos y sórdidos. En un hospital, sólo se ven enfermos y lisiados;
En un presidio sólo se ven todas las torpezas, todos los vicios reunidos; en comarcas insalubres, la mayor parte de los habitantesestá n pálidos, débiles y achacosos. Pues bien, que se figure la Tierra como un arrabal, un hospital, una penitenciaría, una región malsana,
porque es a la vez todo esto, y se comprenderá por qué las aflicciones sobrepujan a las alegrías; pues no se llevan a los hospitales a las personas sanas, ni a las casas de corrección a
aquellos que no han hecho mal; y ni los hospitales, ni las casas de corrección son lugares de delicias.
Pues, de la misma forma que en una ciudad, toda la población no está en los hospitales o en las cárceles, tampoco toda la Humanidad está sobre la Tierra; como se sale del hospital cuando se está curado y de la prisión cuando se cumple el tiempo de la condena, el hombre deja la Tierra por mundos más felices, cuando está curado de sus enfermedades morales.
Tomado del "EVANGELIO SEGÚN EL ESPIRITISMO"
Allan Kardec
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CUIDAR
DE SI MISMO
¿Cómo ve usted el mundo
a su alrededor?
Si, de vez en cuando, el
mundo le parece un tanto oscuro, preste mucha atención, pues puede
no ser bien así.
Y para que usted perciba
que todo depende de la forma que la gente lo ve, vamos a contar una
pequeña historia.
La joven pareja se cambió
para un barrio muy tranquilo. En la primera mañana que pasaban en su
nueva casa, mientras tomaban café, la mujer reparó en la línea
en la cual la vecina colgó las sabanas y comentó con el marido:
¡Qué sabanas sucias
esta colgando en el tendedero! ¡Está precisando de una sabana
nueva! Si yo tuviese intimidad le preguntaría si ella quiere que yo
enseñe a lavar la ropa.
El marido observó
callado. Tres días después, también durante el café por la
mañana, la vecina ponderaba sus lecciones y nuevamente nuevamente la
mujer comentó con el esposo:
Nuestra vecina continúa
colgando las sabanas sucias. ¡Si yo tuviera confianza le
preguntaría si ella quiere que yo le enseñe a lava las ropas!
Y así, cada tres días,
la mujer repetía su discurso, cuando la vecina colgaba sus ropas en
el tendedero.
Pasado un mes, la joven
esposa se sorprendió al ver muy blancas las sabanas tendidas y,
emocionada, fue a decir al marido:
¡Vea! ¡Ella aprendió a
lavar las ropas! ¿Será que otra vecina le dio sabanas? ¿Por qué
usted no hizo nada, no es lo mismo?
El marido le respondió
calmadamente:
No, yo no le di sabana ni
fui a enseñarla a lavar la ropa, mi bien. ¡Acontece que yo hoy me
levante más temprano y limpie los cristales de nuestra ventana! Creo
que era la suciedad lo que impedía ver la blancura de las sabanas de
nuestra vecina.
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Pues bien, si usted está
viendo solo las cosas negativas en las personas a su alrededor, tal
vez sea interesante dar una mirada en su cristal.
Tantas veces lo que
pensamos es una mancha oscura en el vecino, no pasa de un punto de
vista equivocado o de una visión errónea.
Nuestra visión en el
mundo, por tanto, depende de la ventana a través de la cual
observaos las cosas. Ella puede estar manchada por el lodo de la
envidia, por el polvo de la incomprensión, por el respingo del
orgullo, o algunas penas amargas.
Seria interesante que,
antes de criticar, mirásemos primero nuestra situación: si estamos
haciendo alguna cosa por contribuir o si apenas nos limitamos a
hablar mal de las cosas y personas.
Y podemos comenzar
mirando nuestros propios defectos y limitaciones para poder entender
y comprender las deficiencias del semejante.
Jesús nos llamó la
atención diciendo que exageramos fácilmente la paja en el ojo del
prójimo, más no vemos la viga que tenemos en el nuestro.
Por esa razón es
importante que, antes de lanzar cualquier comentario infeliz sobre
los otros, miremos primero si nuestra ventana está limpia y
transparente.
( Autoría deesconocida)
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Cuando el Maestro enseñó que no se puede servir simultáneamente a Dios y a Mamón, no deseaba por cierto, dividir a las criaturas en dos campos opuestos, en los cuales los ricos y los pobres, los buenos y los menos buenos, los justos y los menos justos de la Tierra, guerreasen continuamente.
Encontrando un doliente al que nos proponemos aliviar o curar, efectuando inmediata separación entre enfermo y enfermedad, atacando la molestia y protegiendo a la víctima.
Nadie trata de eliminar socorriendo o de matar medicando.
Por eso mismo, si nos hemos sentidos ofendidos por el avariento,sepamos apartarlo de la usura, despertándolos para la caridad.
Si somos llamados a cooperar en el levantamiento de alguien que se entregó al desequilibrio, ayudémosle a levantarse con verdadera confianza en sí mismo, debidamente restaurada.
Si el Maestro nos pide el concurso de la amistad, al lado de un hermano delincuente, busquemos extirparle las llagas del remordimiento, restableciendo sus oportunidades de rehacerse y servir.
Hay quien se aísla de la lucha con el pretexto de cultivar la sublimación.
Entretanto, es siempre fácil satisfacer los imperativos de la virtud, donde no hay tentaciones y no es dificil atender la caridad donde la factura sea excesiva.
Colaboremos con el Señor en su Obra Divina, encendiendo la luz en la sombra y ofreciendo bien o mal, a fin de convertirnos de animalidad primitiva a la Humanidad real.
Nada existe en la Creación de Dios sin un "lado bueno".
Esforcémonos por desenvolver los menores principios de elevación, que nos faciliten el camino, buscando en las almas, por mas aparentemente desviadas o infelices, la "parte mejor" de que son portadoras y, moviendo nuestros recursos entre los grandes exponentes del error y de la indisciplina, estaremos realmente al servicio del Señor que nos confió, como aprendizaje en la Tierra, nuestra bendita oportunidad de perfeccionamiento y elevación.
(Instrumentos del Tempo - Espíritu Emmanuel, psicografia de Francisco Candido Xavier, GEEM)
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